Discurso del Cavaliere don Augusto Giordano. Director y periodista de la RAI.
“Ángeles en astronave” de Giorgio Dibitonto podría ser erróneamente considerado representante de aquella literatura de ciencia ficción que ya desde hace varios años va proliferando con cada vez más éxito; pero ya leyendo las primeras páginas, nos damos cuenta de que se trata de un libro singular, particular, interesante, un libro que se puede leer de un tirón.
Antes que nada lo precede la introducción de un hombre prestigioso y lleno de amor y fe, experto en ufología y contactismo, que nunca habría aceptado escribir una introducción a un libro si no lo hubiera sentido en su corazón, si no hubiera reconocido en la obra una cierta particularidad y si no estuviera convencido de la rectitud y lo justo del mensaje transmitido por el autor.
Por eso Del Buono nos ofrece el relato de su primer encuentro con Giorgio y de como ambos, conscientes a nivel extrasensorial de las experiencias extraordinarias que compartían se abrazaron como dos hermanos que se encuentran después de mucho tiempo.
Además hay un argumento estremecedor que habla de encuentros entre creaturas extraterrestres y el autor, encuentros descritos con tal detalle que se convierten en algo palpable para cualquier lector. Lo que salta a la vista y me ha impresionado muchísimo es el elevado contenido moral de la obra de Giorgio, su profundo mensaje cristiano.
No tenemos que esperar a encontrar sólo sabias disquisiciones de teología, es un cristianismo en muchos aspectos lleno de empeño, de ingenio, comprensible a todos los hombres, a las mentes más cultas y menos cultas, a los más estudiosos y a los menos. Es el cristianismo de los corazones puros que son beatos porque verán a Dios, según el evangelio de Mateo. Por lo tanto, un cristianismo santo, sano y muy arrebatador.
Son los dogmas de nuestra religion los que sobresalen en las páginas del libro materializados, hechos reales y patentes.
Los extraterrestres no son los típicos monstruitos con antenas en la cabeza sino más bien criaturas de increíble dulzura y belleza. Son Jesús, la Virgen, los ángeles, los santos y los beatos, que vienen entre los hombres para dar un mensaje de amor y fraternidad universal. Pero este mensaje que está dirigido a todos los hombres de buena voluntad tiene también otra finalidad, es decir, la realización del reino de Dios, y superar los odios y los particularismos para que se lleve a cabo la salvación de los hombres en la tierra.
En la página 41 encontramos además los elementos más esenciales de lo que es el proyecto final y conclusivo de Giorgio; y es a través de esta clave que Giorgio vuelve a leer las Sagradas Escrituras vislumbrando dondequiera huellas de criaturas extraterrestres. Las profecías del Antiguo Testamento, la expulsión del Edén, la destrucción de Sódoma y Gomorra, el Apocalipsis, son vistas desde un punto de vista singular e interpretadas según la óptica de la narración para demostrar la verosimilitud, otorgando un halo de misterio e indeterminación también a asuntos de ámbito tecnológico.
Los contactos con los ovnis, según Giorgio, se pueden comparar con las visiones de Fátima, de Lourdes, de La Salette, porque los extraterrestres son creaturas celestes y porque su mensaje es único: prescindir de los odios y sed de dinero para obrar en favor de la realización del reino del Amor universal que sólo puede garantizar paz y prosperidad en la Tierra. No hay que tener miedo frente a los encuentros con los extraterrestres, ni consternación frente a la revelación de la destrucción de la humanidad. Sólo quien creerá y tendrá confianza en la misericordia divina se salvará.
Los únicos sentimientos que deberíamos experimentar frente a estas manifestaciones deberían ser el agradecimiento y la alegría. El agradecimiento porque Dios no nos abandona a pesar de nuestros pecados diarios y la alegría porque tenemos la esperanza de reunirnos con Él en un mundo de paz y amor.
Para hacer esto debemos tratar de acercarnos otra vez a la naturaleza, liberándola de todas las infraestructuras que hemos levantado alrededor de ella.
Recuperar la naturaleza significa sanar de muchos males, esto dice Giorgio y dice Rafael al autor:” y es ésta la más sencilla de las doctrinas”.
El hombre no evoluciona a través de los descubrimientos científicos sino solamente cuando recupera la naturaleza, es decir, su propia humanidad.
Mientras los hombres de la Tierra no hagan las paces con la creación y no sepan contemplar la naturaleza, ella no se desvelará a sus corazones, ellos no podrán evolucionar no obstante todos los descubrimientos científicos. Los extraterrestres están ahí justo para vigilar que los hombres no desplacen su voluntad de poder humano, su anhelo de destrucción a otros mundos, al espacio incontaminado que sería inevitablemente comprometido. De todo esto se podría deducir que el plan de salvación llevado a cabo a espaldas del hombre es como una red invisible en cuyos eslabones el hombre se encuentra enredado a pesar suyo.
Giorgio Dibitonto pone explícitamente en guardia contra una afirmación semejante y lo entendemos en todas las líneas y en todas las páginas del “Evangelio del 2000” de los “Ángeles en astronave”, como título del libro.
El principio del libre albedrío, punto cardinal de la predicación evangélica, se encuentra bien afirmado también en estas páginas, como un derecho inalienable de las criaturas humanas. El hombre mantedrá inalterado su poder decisional hasta que no trate de llevar destrucción y muerte dentro de todo el Universo, sólo entonces Dios intervendrá para ponerle un freno antes de que su obra de creación sea destruida.
Si en cambio el hombre tendrá fuerza para renunciar al mal, podrá conquistar el espacio y elevarse hacia Dios. Por tanto, el mensaje de los extraterrestres es un mensaje de paz, es un mensaje de salvación para la humanidad y por eso hay que aceptarlo con alegría, sin abandonarse a la consternación frente a profecías de muerte y destrucción.
En esta óptica no podría ni siquiera darnos miedo el ovni, y quizás en esta óptica podamos verdaderamente sentirnos más cerca de todo lo bello que nos rodea.
Los extraterrestres se refieren a las Sagradas Escrituras y a las profecías que contienen. Toda la historia de la humanidad se extiende frente a ellos como en un plan en que se funden pasado, presente y futuro.
Desde el comienzo de la creación se han anunciado dolores y catástrofes, a partir del pecado original para los hombres que han olvidado la palabra de Dios. Es a través de estas duras pruebas que se llevará a cabo una especie de purificación, del fuego renacerá la hierba y se realizará el esplendor del reino de Dios. Los ángeles abrirán de nuevo a la humanidad elegida superviviente las puertas del Edén y el león comerá paja como un buey mientras el lobo y el cordero pasearán juntos.
Estas son las fascinantes hipótesis interpretativas de las Sagradas Escrituras revisadas en forma de moderna actualidad por Giorgio.
Son singulares también los rasgos de los personajes extraterrestres que tienen nombres venerados por todos los cristianos y que aparecen representados conforme a la iconografía clásica. Jesús, un hombre bellísimo de unos treinta años, de barba larga y ojos azules. La Virgen vestida de azul con el pelo largo castaño-rubio, ojos celestes y el rostro resplandeciente de majestuosidad y dulzura; aunque llevan todos trajes espaciales y se manifiestan llegando en astronaves y discos volantes, están estrictamente conectados a la narración que propone de nuevo en clave futurista dogmas y doctrinas milenarias.
Estos personajes cristianos se mueven, hablan, proponiendo enseñanzas y certezas en las que creer, pero todo con extremada sencillez y humildad. Y esto es un poco el trabajo del contactista exponer sus propias experiencias con semplicidad, con humildad para quien quiera entender que entienda, para que un número siempre mayor de personas descubra la actualidad de la palabra de Dios, porque en un mundo donde el materialismo exasperado y la sed de poder parecen querer prevalecer en la sociedad, la gente, cada vez más gente reciba el mensaje de amor universal.
Como en los tiempos de los primeros cristianos, también hoy se necesita alguien capaz de educar las masas en los valores morales y humanos lejos de las lógicas aberrantes de muerte, destrucción, fantapolítica y fantareligión. Es esta la misión que cumplen Eufemio Del Buono, Giorgio Dibitonto y todos los demás contactados que se han empeñado en esta batalla, en su búsqueda incesante de lo que está fuera del mundo. Ellos quieren ofrecer a los hombres una esperanza de vida superhumana, la seguridad que los dolores y los esfuerzos no son un fin en sí mismos, más bien son la puerta hacia una existencia de perfecta beatitud en un reino de perfecto amor. El final de este libro representa la conclusión del caso y al mismo tiempo el punto de partida de la historia futura de la humanidad. Se anuncian tiempos difíciles y sólo quien reciba el mensaje de amor podrá superarlos y llegar a vivir el Edén prometido.
Lo que escriben, hacen y producen los contactistas no sirve para que se pueda creer en uno u otro ovni, mas bien para difundir la verdadera palabra de Dios, y eso Giorgio lo ha conseguido, con calor, pasión, empeño, fe y con todo lo que sirve a un escritor de nuestros días, distinto de los demás, de los que forman parte de ciertos grupos que ofrecen libros vergonzosos. Éstos son libros, y no porque sea cristiano, porque en estas palabras, y en este sentido, en cada línea hay realmente significación y calor. Un autor que para mí no es sólo un escritor sino también un pintor que ha sabido pintar, decir y dar los momentos, quizás más sencillos de interpretar, pero que todos nosotros deberíamos entender y sentir.
Me habría gustado tener aquí en cambio a nuestros enemigos con los que tener un debate y decirles y ofrecerles nuestras posiciones. Tener un debate positivo que dejara entender que el Evangelio del 2000, “Ángeles en astronave” y todos los demás escritores cristianos que tenemos, son realmente importantes y poderosos, que saben crear, que pueden ser influyentes para modificar, es mas, ayudar a las hermosas inteligencias de nuestros hijos, de nuestros jóvenes, tan enredados en un torbellino de fealdades que nos rodean y tan lejos de las bellezas de este tipo de obra.
Yo creo que muchos prefieren darse a conocer con libros de otro tipo, los que se llaman libros subversivos, en contra de todo y de todos. De todas formas estoy convencido de que los jóvenes leyendo esta obra podrán olvidarse del fanatismo obsesivo hacia algo que no construye nada.
Esto es lo que necesitamos y es por eso que, como periodista, te doy las gracias Giorgio. Como cristiano te doy las gracias, como hombre te animo a continuar creando momentos maravillosos que nos traerán aquí de nuevo, dentro de un mes o un año para poder continuar a decir que nuestra cultura, la verdadera, la que no ofende y no mata, sino que crea sigue viviendo”.
Cavaliere dottore Augusto Giordano.